Perspectivas de la juventud mexicana.

jueves, 29 de mayo de 2008

Ponencia leída el 29 de mayo ante estudiantes de Ing. en sistemas ambientales del Instituto Politécnico Nacional. Escuela Superior de Ciencias Biológicas.

Del estudio de sus ideas, de sus formas de organización, de sus números y ocupaciones, de sus filias y sus fobias se hacen encuestas y se llevan indicadores. La juventud en México, comprendida para los que se dedican a las estadísticas entre los 15 y 29 años de edad, aunque un estudio de CONAPO ubica el rango entre los 15 y los 24 años (prefiero el primer rango a pesar de estar fregado en este caso, ya que estadísticamente dejé de ser joven hace 2 años) tiene para 2008 el peso de ser el 20% de la población total del país.


Haciendo una revisión de las cifras presentadas este año por CONAPO y algunas otras fuentes como artículos de periódicos y del Instituto Federal Electoral quiero citar las siguientes:


· la población de 15 a 24 años en México suma 20 millones;
· representa el 20% del total de la población;
· entre 2000 y 2005, 220 mil jóvenes salieron del país cada año, lo que representa38 por ciento del total de la migración internacional;
· en 1970 ocho por ciento de jóvenes tenía preparatoria o más; actualmente ese indicador asciende a 42 por ciento;
· se estima que 7 de cada 10 jóvenes de 15 años asiste a la escuela, la mitad la abandona a los 17 años, y sólo 29 por ciento se mantiene en ella a los 20;
· el sistema educativo sólo capta a tres de cada cinco jóvenes de entre 16 y 18 años en el nivel medio superior y a sólo uno de cada cuatro jóvenes entre 18 y 22 años en el nivel superior;
· cerca de la mitad de los jóvenes se integra a las actividades productivas a los 15 años de edad;
· de acuerdo con las estadísticas del padrón electoral y la lista nominal del Instituto Federal Electoral (IFE), 52.4 por ciento de los ciudadanos que pueden sufragar es el grupo poblacional de 20 a 39 años de edad;
· Para las elecciones de 2006 la encuesta de mitofsky rebelaba que 42.4% de los jóvenes menores de 30 votaría por el PRD, 30.5% por el PRI y 27.1% por el PAN.


Con estas cifras, ¿podemos definir el actuar de los jóvenes? Sin duda podemos extraer algunas ideas, como que:

Dos de cada diez jóvenes mexicanos no encuentran otra solución a su condición económica que la de emigrar en busca de empleo o de una vida mejor. Dos de cada diez muchachos como cualquiera de los presentes ha vivido o vive en condiciones tales que para ellos vale la pena arriesgar su vida cruzando la frontera ante la “perspectiva de una vida sin futuro” en sus lugares de origen. Aunque tampoco nos podemos poner muy estrictos, al joven o a la joven no se les puede tildar de celosos en cuestiones de arriesgar, muchos aún se avientan el volado de tener relaciones sexuales sin condón arriesgando sus vidas y su futuro por un solo un momento agradable a los sentidos.

En cuanto a las cuestiones educativas y a aunque las cifras son menos alarmantes que hace 40 años las causas de deserción escolar siguen siendo las mismas, para vivir hay que trabajar y el invertir tiempo y recursos en la escuela no convence a la mayoría de los jóvenes.

Y aunque los números sean halagüeños en materia de educación básica, la calidad de la educación ha bajado tanto que educativa y culturalmente hablando, los jóvenes replican vicios culturales que aún en estos tiempos de tanto avance y modernidad siguen siendo una carga insoportable. Violencia intrafamiliar, problemas de equidad de género, embarazos no deseados, por mencionar algunos.


Y al final, contestaré mi pregunta ¿con datos duros podemos definir el actuar de los jóvenes? La respuesta es negativa, ante cuestiones sociales, la numerología puede auxiliarnos, pero no nos resuelve todos los cuestionamientos.

Las cada vez más abundantes divisiones de grupos juveniles.


“Yo cuando sea grande quiero ser narco” me dijo un chavalillo de unos 15 años hace algún tiempo, “quiero tener una camionetota y una pistola” y sus ojos volaban en una fantasía de cosas que se le hacían simples de conseguir pero que si las logra vendrán envueltas en un mundo de violencia y los más probable, de su propia muerte. Pero incluso en cuestiones de narcocultura eso es atractivo, “¿te imaginas?” -me responde el chavo ante la pregunta de si no le tiene miedo a la muerte- “¿¡Que me hicieran un corrido!?”


Un joven se maquilla, se viste con su ropa preferida, acicala su cabello y se dispone a salir a pasar el rato con sus amigos, vestidos de forma similar platican de mil y un cosas, ríen y se divierten. Yo no puedo ver la depresión que los une como grupo, como “tribu urbana”. Tal vez en sus casas escuchen canciones oscuras, tal vez frente a una rosa azul y de tallo negro escriban el apocalipsis de su futuro y su negación a la vida. Poetas malditos les dictan la forma de vida y muy a pesar de sus tristezas se desenvuelven en una sociedad en la que otro sector juvenil propone su exterminio.


Una muchacha de 17 tal vez 18 años pasea entre las vidrieras de un centro comercial, sueña con esos jeans o la blusa que es “in” en estos días. Le chocan los nacos que se la quedan viendo en los pasillos, ojalá y les prohibieran la entrada a estos mugrosos que babean al verla caminar. Se refugia en su grupo, el grupo que se reúne una vez que sus amigos salieron de sus propias tiendas especializadas y presumen de sus recientes compras. Ellos, sus amigos también se quejan de la pelusa que entra al mall, no cabe duda, en Santa Fé o en Interlomas al menos no llegan tantos naquetes debido a las distancias o a que en esos nuevos ghetos urbanos de clase media alta (la clase alta mexicana casi no vive en México) tienen murallas invisibles pero efectivas.


Puede que alguno de los jóvenes que aquí he descrito se siente frente a una computadora y escriba un blog, o tenga una página personal que suba sus fotos y vea las de otros mayormente desconocidos en la vida real pero que de pronto se convierten en los mejores amigos o en sueños de amor virtual. Jóvenes que en esta “era del vacío” como la define Lipotevsky no se interrelacionan con otros de una forma “normal” sino haciendo uso del medio de comunicación que debido a su universalidad y fácil acceso se vuelve de alguna forma espeso y complicado.
Puede ser también que varios jóvenes de los grupos antes descritos cree música, o escriba cuentos, pinte, filme, diseñe…ya que si hay algo de la juventud que no desaparece aunque se pertenezca a uno u otro grupo es la capacidad creativa.


Pero ¿cuántos de estos jóvenes se preocupan por algo más allá de la inmediatez? Clavados en sus problemas personales -que a vistas de un adulto nunca serán problemas reales- metidos en la competencia por la subsistencia o la competencia por el reconocimiento los jóvenes mexicanos pierden todo interés por los problemas fundamentales, los menos saben algo y tienen sus opiniones al respecto, pero la mayoría (expresión que baso en mi propia experiencia de trabajo con jóvenes, la mayoría) tienen la certeza de que hagan lo que hagan nada en este mundo cambiará.


Acostumbrados a un sistema corrupto en todos sus sentidos, Gobierno corrupto, policías corruptos, maestros, alumnos, jefes, padres, amigos, hermanos corruptos. El joven encuentra en la corrupción no un mal, sino algo que es “de por sí” y ante lo cual hay que plegarse o en el peor de los casos aplicar la máxima “el que no tranza no avanza”. No pienso dármela de purista o de santo, la corrupción nos atraviesa a todos y yo me asumo corrupto o corruptor por acción u omisión en algún momento de mi vida.


Así pues, en un sistema viciado, el joven de hoy, que históricamente debería ser el idealista por excelencia se encuentra en un mundo “post”.


Si hay algunos teóricos que plantean “el fin de la historia” entonces las categorías para el análisis de los movimientos sociales deben ser todas anunciadas con un “post”, la generación X ha quedado atrás, estas nuevas generaciones dicen algunos expertos es la “post alfa” o la “post x”. Según ellos, los jóvenes de hoy aprendieron más palabras de una máquina que de sus padres. Educados por la TV, a un joven le resulta más fácil y cotidiano parafrasear una frase de Homero Simpson (¿me oí muy viejo?) o la escena de una serie televisiva que un dicho popular o una frase de un héroe patrio.


Regresando a las cifras, los jóvenes tuvieron (matemáticamente) el poder de definir las elecciones de 2006, pero dicen a los que les he preguntado (y no puedo dejar de darles razón a sus palabras aunque no concuerde con ellos) ¿de qué hubiera servido votar? Al final los que elijen son otros.


¿Podemos culpar a la juventud de su desinterés? Tal vez, estoy convencido de que los partidos políticos hoy en día no ofrecen nada, vivimos en una partidocracia en la que la clase política decide por todos nosotros sin tener en gran parte de la República el respaldo de una representación mayor al 50% del electorado. La desilusión juvenil en el logro de un sistema democrático es profunda, pero la desilusión no es pretexto o la justificación para que la juventud siga en esta terrible inmovilidad.


Estoy totalmente convencido, nadie me hará cambiar de opinión, si a los jóvenes les interesara, si pudieran ver más allá de sus narices, si se comprometieran con una idea, si no tomaran el camino más sencillo, entonces la juventud mexicana tendría alguna “perspectiva”.
Hoy no le veo futuro, las otras cifras que leo, que recibo, el escenario de catástrofe que se percibe y la poca respuesta que ante eso veo en el sector juvenil de mi país me hace desilusionarme.


Cuando se hace una ceremonia de entrega de preseas para alumnos de mi alma mater, y un personaje espurio lee un discurso hipócrita sin siquiera un grito de desaprobación o una alegre silbatina la tristeza me invade (¿o será que en mi casa desde niño me dicen emo?).
Si la élite de la juventud mexicana, porque eso son ustedes compañeros estudiantes, son una élite ya que por cada uno de ustedes hay tres jóvenes más que no tienen acceso a la educación superior. Decía, si la élite juvenil de mi país se encuentra desvinculada de problemas tan graves como los que hoy se discuten en el senado, o por lo que miles y miles de trabajadores hoy vienen de todos los estados de la república a marchar, o les da hueva hablar de política o se quejan de todo pero no hacen nada, entonces repito, no puedo hablar de perspectivas para la juventud. Puedo eso si vaticinar como Madame Zazú el futuro y no temo equivocarme. Se les viene encima compañeros un futuro oscuro, un destino en el cual tendrán que vivir para trabajar en lugar de tener la oportunidad de trabajar para vivir. Vivirán sus días preguntándose el porqué de sus desdichas y lamentarán el no haber hecho nada por cambiar cuando eran jóvenes.


¿Suena crudo? ¿Catastrófico? ¿Irreal? Los reto a que me refuten lo que aquí he dicho.


3 comentarios:

Morfo dijo...

Es un artículo bastante bueno y explícito.
Es una verdadera pena que esta brecha generacional se convierta en lo que puede ser una generación perdida por la falta de oportunidades.

Juan C. dijo...

Muy buen artículo.
Quienes hemos tenido el privilegio de acceder a la educación superior gratuita en este país, estamos profundamente en deuda con los millones que no pueden acceder a ella.
Por cierto, una pequeña precisión el nombre correcto de la escuela es: Escuela Nacional de Ciencias Biológicas.

kolectiv.laboratory dijo...

Sabe usted? es cierto.
Tengo 25 años, soy activista desde los 15, me rompi la madre varias veces por la unam, la defendi del los porros, haciamos fanzines, escribiamos, me iba a las comunidades zapatistas, le menté la madre a narro y el futuro se veia prometedor. Ahora que tengo 25 años casi 26, tengo a cuestas una carrera de arquitectura inconclusa, cientos de concursos de arquitectura sin ganar gracias a los compadrazgos en muchisimas ocasiones, una conferencia en la fac, una casa construida y escuchando esto pensará usted que me siento exitoso y bien...verá vivo aun con mis padres, es vergonzoso, triste, decepcionante, trabajar tanto y no tener nada, yo voté hace tres años en las elecciones, triste el papel de los medios, cerdos, triste el imbecil que tenemos por presidente, triste no ver mas que neblina, triste de verdad, no pienso irme de este pais sin haberle dado unas bofetadas al sistema, que les duela mi partida, porque en este país la corrupcion es lo peor, las oportunidades te quitan el brillo de la mirada, la nacionalidad con etiqueta de mediocridad te mata, somos tan orgullosos de las tradiciones ¿quien está orgulloso de su presente? cuestionar siempre ha sido mi métrica, no la dejo ni la dejaré, pero ¿ustedes tambien mis estimados postmodernos no tienen algo que ver? son la generaciòn perdida, son la generación mas mediocre que conozco, la que cuestiono a los viejos y a los jovenes, la que le dio en la madre al clima, los de los excesos del consumo, los del american way, los que son dueños de empresas y que son peor que los peores, son quejumbrosos de todo y no se, no se a que jovenes conozca, pero salga a dar la vuelta para conocer a otros que nos muerde el presente pero que aun asi nos levantamos, a otros que seguimos fieros, pensando que el presente que vivimos ahora será lección para mejorar nuestro mañana, que aun viviendo con la familia no nos dejamos caer, que aunque nos duela tendremos que partir porque en este país si no hay revolución a tiros, no va a haber nunca un cambio y ahi si camarada, ahi si damos la vida para cambiar este país. Pero con tanta queja y tanta indiferencia de todos... no solo de los jovenes camarada, los jovenes no hablan de politica porque no se ha reinventado la politica, porque no hay nada que hablar de politica, desde la lucha del comunismo y el capitalismo y el triunfo del mismo sobre el otro, no ha habido mas que degeneracion politica... y eso a los jovenes ya no nos interesa, que se maten entre ellos, que se destruyan.

Que autoridad para hablar tan tristemente de los jovenes! pero mas tristes las actitudes panfletarias. piensa.actua.crea.

Atte
Jonathan Chizón